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El Oriente según el Capitán Birobidjan
Sobre la novela O exército de um homem só de Moacyr Scliar - Birobidzsán kapitány szerint a kelet

Csilla Ladányi-Turóczy
Universidad Eötvös Loránd, Budapest

El escritor brasileño Moacyr Scliar[1] desempeña, en la literatura del mayor país de Latinoamérica, un papel similar al de Isaac Bashevis Singer en los Estados Unidos: retrata la vida de los judíos en el Nuevo Mundo, una vida llena de vicios y miserias trasladadas, que tienen su origen en el pasado. Su novela más conocida es O exército de um homem só (1975), que se puede interpretar como una imitación satírica del género de la “utopía”. La mayoría de los personajes en la narrativa son judíos ashkenazim huidos de Rusia antes de la revolución, pero también se encuentran franceses y egipcios serfardíes; viven en un barrio de Porto Alegre, en el estado de Rio Grande do Sul, pero los lectores tenemos la sensación de que existen en un espacio neutral, una tierra de nadie.

El libro habla poco de Brasil, omite cualquier alusión a hechos políticos locales o nacionales, aunque entre 1935 y 1942—época a la cual la novela dedica tan sólo un capítulo—ocurren algunos de los sucesos más importantes de la historia brasileña del siglo XX: nace la constitución de la dictadura popular derechista de Getúlio Vargas[2] y el país entra en la 2ª. Guerra Mundial.[3] El paso del tiempo, en cambio, es señalado mayormente a través de los cambios que están ocurriendo en Europa, principalmente en la Unión Soviética y el Mediterráneo, aunque la “verdadera” jerarquía histórica de esos sucesos se vea completamente invertida. La autodefinición del protagonista, Mayer Guinzburg, y de sus familiares y amigos, se basa en el judaísmo, pero en su imaginación, Mayer se deja convertir en un hombre soviético y, a partir de ahí intenta deslindar el rol del judío en la sociedad soviética. Desde este punto de vista, Mayer es rehén de los estereotipos europeos, pero de forma distinta de la tradición de autodefinición brasileña o postcolonialista. Asimismo, el judaísmo es una moneda de dos caras: por un lado, “toda” la historia moderna de la humanidad puede ser descrita a través de las vidas de judíos de renombre—hasta el padre del psicoanálisis aparece en persona (y, naturalmente, apenas si logra decir una palabra ya que papá Guinzburg de Galizia habla por los codos todo el tiempo—¡ésta no es, al fin y al cabo, la novela de la civilización occidental!). Por otro lado, el protagonista hace repetidos intentos por rehuir su identidad judía (por ejemplo, come carne de puerco, rehúsa el estudio de las sagradas escrituras, abandona su comunidad, etc.)

El concepto del orientalismo, según lo entiende Edward Said, no puede ser aplicado completamente a esta novela brasileña.[4] Tal vez sea oportuno mencionar que, después de la muerte de este crítico, se desató una gran polémica en los medios intelectuales brasileños respecto a la evaluación de su obra maestra, Orientalismo.[5] En primer lugar, Said define el pensamiento hegemónico fijando su atención en el mundo árabe, omitiendo el estudio (que sería interesante llevar a cabo desde el punto de vista de la novela) del oriente no-musulmán, cristiano y ruso-soviético. Tampoco incluye en sus estudios la mayor parte de la tradición europea y americana, tal y como él mismo explica al comienzo de su obra. No habla de las ideas orientalistas de portugueses ni brasileños, ideas éstas afines.

Es posible que no exista ningún pueblo o grupo étnico análogo al judío, que simbolice a la vez la cultura oriental y occidental: aunque, debido a sus orígenes, sea el símbolo perfecto de Oriente (no se puede olvidar que el mismo orientalismo en tanto que ciencia empieza con los estudios bíblicos), pero también forma parte integral de Occidente y del capitalismo (incluso hay quien opine que fueron los judíos los que inventaron el capitalismo). Para la época de la que habla Said, esto es indudablemente válido: el sionismo y el comienzo de la emigración a Palestina fueron apoyados por Gran Bretaña precisamente porque ya entonces existían estadistas de ascendencia judía en los más altos niveles de la política británica.[6] Para los protagonistas de la novela de Scliar, el Occidente aparece representado principalmente por la tradición alemana, aunque un poeta norteamericano, Walt Whitman, también tenga su lugar en el panteón. El Oriente de Mayer Guinzburg, que nunca estuvo en Europa, es, por un lado, un pasado nunca abandonado, es decir, un difuso (vago) “sueño” soviético que se manifiesta en el nombre de Birobidjan y, por otro lado, también el mismo estado de Israel, cuyo nacimiento viene a arruinar la estabilidad alcanzada por los sefarditas desde el siglo XVI con relación a los musulmanes.[7] No podemos, por lo tanto, decir que O exército de um homem só sea solo una novela bipolar: aunque de las tres generaciones retratadas la de los padres todavía nacidos en Rusia aún divide el mundo en dos partes, judíos y no-judíos, los compañeros de Mayer Guinzburg se consideran internacionalistas y capitalistas (en realidad no pertenecen a ningún lado), y la tercera generación, la de los sobrinos y sobrinas del protagonista (los críticos internos de la novela), ya integrados en la sociedad (clase media) brasileña--algo que la segunda generación todavía no había logrado—es la que se fija principalmente en las diferencias sociales.

Según Said (y esta opinión no es sólo suya), la historiografía es influenciada por los mitos, al tiempo que una de sus funciones más importantes es precisamente la creación de mitos. Este procedimiento se manifiesta de forma aún más evidente en la literatura. El autor de O exército de um homem só inserta mitos históricos y sociales en el mundo mítico personal del protagonista, cuyo pensamiento está completamente cargado de ideas de la tradición judía e interpretaciones mitológicas de diversas lecturas, a veces retratadas como ridículamente ingenuas. Lo que nos interesa aquí son principalmente las ideas y fantasías vinculadas al Orientalismo, y éstas no coinciden necesaria o exactamente con las que Said enumera con relación a la tradición hegemónica anglo-franco-americana, ya sea consciente o inconscientemente. Mayer, el protagonista de Scliar, no ve al Oriente como algo fuera de él, aunque haya nacido lejos y no tenga una vivencia directa del Oriente. El modus vivendi estereotípicamente oriental[8] reside en él asimismo, y aun más: puede realizarlo en su esencia porque sus vivencias son apenas indirectas y simbólicas. La fantasía de Mayer, de niño, estuvo poblada por el terror del pogrom de Kishinev,[9] narrado por su padre, por las maravillas de la Unión Soviética, creada después de su nacimiento, y principalmente por Birobidjan, el gran ghetto del comunismo. Birobidjan puede interesarle a una persona occidental, o centroeuropea porque Siberia es el Oriente absoluto (en el contexto de la Guerra Fría y no postcolonial del término), Siberia es el Gulag, la forma más bárbara de totalitarismo, el horror, mientras que para Guinzburg, mal informado e integrado en su situación progresivamente comunista en su lejano Brasil, bajo una dictadura de derechas, le parece el Paraíso de un futuro más bello.[10] En esta fantasía tal vez tenga algun papel la tradición gnóstica (leyenda de la perla), que imagina la patria espiritual en el Extremo Oriente, al contrario de la mitología clásica greco-latina, que ubica el Elíseo más allá de las columnas de Hércules (Gibraltar), en el extremo Occidente.

El ejército de um homem só es, al fin y al cabo, una sátira política, no es preciso perseguir demasiado sus intertextos porque el autor implícito nos lo explica todo muy claramente y hasta coloca notas de pie de página en el texto. Se debe subrayar la importancia de Animal Farm de George Orwell (1945), porque el autor inglés denuncia precisamente la URSS de Stalin que Guinzburg considera el non plus ultra de sus sueños. (Nota bene, el totalitarismo del lejano Oriente es retratado como el caso sucedido en la finca imaginaria de Occidente por excelencia, Inglaterra). El totalitarismo de Animal Farm, sin embargo, se vierte en la novela brasileña de manera absurda: en el proyecto Novo-Birobidjan, lo que más intriga es la total ausencia de comunidad y de objectivos. Mayer está casi solo (o por lo menos es el único soldado y líder convicto de su ejército) es completamente incapaz de crear cualquier cosa, sus gestos carecen de contenido, sus esfuerzos no pueden dirigirse rumbo a una nueva sociedad: se limita a abandonar esa sociedad, rebelándose contra el hecho de que en una novela brasileña hasta pueda parecer una paradoja, el haber nacido y crecido “num poro da sociedade; numa minúscula cavidade onde o sol jamais penetra” (49-50).

En la literatura brasileña, sin embargo, hay precedentes para esta clase de personaje quijotesco, que elabora fantasías de una revolución social compuesta por una sola persona (por su incapacidad de integrarse en la sociedad existente). Hasta podríamos decir que este extraño personaje es uno de los antihéroes habituales brasileños. Su pariente más cercano es una figura postcolonial—Policarpo Cuaresma (cf Lima Barreto)—que tuvo la idea de introducir como idioma oficial del Brasil uno de los idiomas indígenas, el tupí. Un paralelo aun más interesante entre las dos novelas es que el personaje se refugie en la agricultura, ya que Quaresma también abandona la sociedad y en su finca, llamada Curuzu, intenta probar que no hay tierra más fecunda que la brasileña. Si bien sus intentos fracasan, al igual que los de su sucesor, por lo menos la sociedad se fija en él, aunque nada hay de positivo en ello: primero lo encierran en un manicomio, y luego, por haber escrito una carta al presidente, es condenado a muerte. Mayer, sin embargo, al contrario de Quaresma, vive según una ideología internacionalista más agresiva, y desde esta perspectiva tiene una base espiritual post-colonialista. No es por casualidad que—al contrario de lo que sucedía en América—el protagonista llamara a su invención utópica Nova Birobidjan, mientras que a él los demás le llaman capitán Birobidjan.

El orientalismo de O exército de um homem só se entiende mejor desde la perspectiva del mesianismo. Es ésta una tradición que ha influido profundamente en la cultura brasileña, en distintas etapas. Al tratarse de una cultura colonial, es imposible evitar el estudio de la tradición del imperio colonial—y sabemos que la presencia sefardí y, después de la expulsión y bautismos forzados, de los conversos, influyó mucho en el pensamiento portugués, sobre todo después de la pérdida de independencia de Portugal, en 1580. Al comienzo del siglo XVI fue la persecución de los judíos en España y Portugal lo que vino a reforzar las aspiraciones mesiánicas portuguesas (aparecieron varios falsos Mesías). Después de la catastrófica batalla de Alcácer-Quibir (1578), nace el sebastianismo, que se nutre de creencias mesiánicas, en que hasta el poeta Fernando Pessoa creía. Se especulaba con la reencarnación del rey D. Sebastián.[11] Sabemos que entre los primeros colonos de Brasil se contaban numerosos conversos (sobre todo porque al contrario de lo que sucede en la metrópolis, en esta colonia, considerada al principio de poco interés, la Inquisición no logró imponerse por algún tiempo). De esa forma el pensamiento mesiánico quedó tan enraizado en la cultura brasileña como lo estaba en la portuguesa. Además, tenía la misma fuente principal que el hasidismo de la Europa oriental, aportada por los inmigrantes rusos: la Cábala. Una característica de las culturas marginales, como siempre fue la rusa y la luso-brasileña después de su importante rol en la historia mundial (la época de los descubrimientos), es la pasividad y el deseo de salvación vinculados a la creencia de que en este mundo el hombre nada puede, todo depende de Dios. En este tipo de mentalidad, todo se relaciona con la profunda religiosidad que fue también base del comunismo: el comunismo, aprendiendo de la ideología del cristianismo, tiene también como propósito la creencia sin compromisos y requiere obediencia absoluta.[12] La frase de Edgar Quinet, según la cual “Asia da los profetas, Europa los médicos” (…), también se aplica a las dos tradiciones del judaísmo, cuya unificación se realiza en la figura de Freud—apenas ilusoriamente protagonista de una de las escenas más cómicas de la novela.

O exército de um homem só no es una utopía tradicional, sino lo opuesto de este género: no se puede tomar en serio en ningún momento. El absurdo se anuncia ya en el título. ¿Cómo podríamos hablar de renovación de una sociedad si sólo una persona participa en la iniciativa? Esta persona, Mayer Guinzburg, es en realidad un fenómeno que existe fuera de la sociedad, su sociedad es la de los ermitaños y autoproclamados mesías: se ha rodeado de animales más o menos pequeños y por las minúsculas personas de su imaginación, cuya función es aplaudir. Así, la novela puede interpretarse como una visión mesiánica—o como la realización del comunismo totalitario de una sola persona, pero también como espejo del pueblo judío en sus peregrinaciones, pecados y salvaciones—tan sólo una miniatura reducida hasta el infinito. El mesianismo de tipo oriental y el motivo del éxodo también vinculado al oriente se repiten varias veces en esta narrativa circular. Ya en su infancia, Mayer abandona su casa para exiliarse junto a una cabra. Su segundo éxodo lo realiza de adolescente, con algunos compañeros, en un ambiente revolucionario juvenil, pero el factor “mujer”, es decir, su futura esposa, Léia, representante de la “normalidad”, acaba con su entusiasmo. El tercer éxodo es resultado de una “iluminación”, después de una prolongada enfermedad: en cierta forma este episodio nos recuerda la historia de la conversión de San Ignacio de Loyola—tienen en común los motivos de la enfermedad, del abandono de la familia, el militarismo—pero a Mayer en el fondo le horroriza la violencia. Como una figura de ermitaño cómico y ajeno a todo, el protagonista también recuerda a San Francisco de Asís. Como subraya una de las sobrinas de Mayer, a él siempre le gustaron los animales, pero no los considera hermanos y hermanas, sino camaradas. El nombre de Isaac Babel[13] no aparece por casualidad. Es a través de este autor como Mayer mantiene principalmente el contacto con sus orígenes judíos rusos y comunistas. Sobre el motivo del éxodo también podríamos mencionar al gran admirador (y durante bastante tiempo, amigo) de Babel, Konstantin Paustovski (1892-1968), quien en su libro sobre los primeros años de la revolución comunista en cierto momento abandona Odessa y se va solo a una playa completamente desierta—haciendo parte del camino, como Mayer, en tranvía. El cuarto éxodo, en forma de aislamiento en una habitación de hotel, es causado en su etapa capitalista por su affaire con la secretaria y consiguiente divorcio. Más tarde, lo persuaden a regresar al escenario de las experiencias repetidas del comunismo donde en ese momento funciona un asilo de ancianos.

La peculiar relación del protagonista con los animales puede ser interpretada como signo de alienación de la sociedad, o como el único método posible para alcanzar el poder absoluto—dado que Mayer no logra dominar a su propia familia ni la finca donde vive solo con Santinha—“Rosa Luxemburg”. Sus intentos para alcanzar el poder siguen cierta evolución: primero lo prueba en la tienda, con los animales con quienes trabaja (una araña, un insecto indefinido, un ratón), luego con los animales más grandes de la finca (cabra, puerco, gallina) y por fin intenta dominar a las personas del hogar de tercera edad, pero estas etapas de “poder” terminan siempre de forma violenta. Los bichos y los animales minúsculos no cuestionan su dominio, su poder de legislador, pero su esposa, Léia, y sus dos Santinhas (las dos criadas que tiene en su vida se llaman así), no están acostumbradas a someterse y se levantan contra él. Aunque Scliar, en los episodios de Nova Birobidjan indudablemente alude a Animal Farm de Orwell, y adapta algunos de los motivos principales de la novela, como el izar de la bandera, el canturrear de marchas y la adoración del cráneo del puerco[14] , la diferencia es abismal: los animales proclamados “iguales” no entienden nada de su revolución social, no evolucionan. La misma evolución del protagonista tampoco es lineal, sino circular, al estilo oriental o platónico. Mayer da inicio varias veces a su comunismo solitario, que se va quedando paulatinamente vacío, en un momento se revela como capitalismo (él siempre intenta realizar ese corporativismo en el mismo sitio donde empezó el comunismo), pero regresa siempre de estos éxodos, tal y como en la historia del judaísmo hubo épocas de temor o de abandono de Dios. El eterno judaísmo de Guinzburg, su vacilar constante entre realidad y deseo, este mesianismo patético, simbolizado por los hombres minúsculos, no puede alterar nada ni salvar a nadie.

El tiempo en O exército de um homem só, tal como en Cien años de soledad, no puede describirse como circular. En la novela se repiten no solamente las situaciones (por ejemplo, ser forzado a comer, los éxodos, los nombres dados por el protagonista, que nadie respeta), también los personajes se duplican: Se ha mencionado ya a las dos Santinhas, pero Mayer también llama Rosa Luxemburg a dos mujeres, la primera Santinha y su hija, Raquel (como el anti-Adán que es, no logra hacer que sus nombres valgan), dos cabras aparecen en su vida, la de su infancia y la de su finca; la carne de puerco prohibida que come y el cerdo muerto por los cuatro vagabundos también riman. La visión circular de la novela puede por lo tanto interpretarse más bien como el hecho de que la narrativa termina donde ha empezado, en el episodio del ataque cardíaco de Mayer, cuyas consecuencias, a mi ver, no se pueden evaluar porque una de las metáforas centrales de la novela es el flotar en el aire, lo cual puede considerarse como una imagen de la vida insegura pero también se puede interpretar como la muerte: “No mar Mayer Guinzburg flutuava meio afogado...” (40). En el cómic O livro dos piratas, de António Barata se verbaliza y aparece iconográficamente la esencia de la sensación de vida de Mayer: un estado entre medio ahogado y el flotar inseguro.

La visión circular o espiral del tiempo es contraria a la estructura tipo crónica (annales) de la novela, dividida en capítulos correspondientes a los años: el narrador produce una sensación de progresar en el tiempo, sin embargo erramos en él como en un laberinto, casi ni reconocemos las fechas importantes de la historia: ¿acaso es posible que la tragedia del judaísmo en 1944 reciba no más de medio renglón? Esta técnica nos lleva a sospechar que Scliar, tal y como Michel Foucault, y su seguidor, Said, niega la idea de la evolución histórica de la humanidad y monta una estrutura novelesca de acuerdo con su ideología. El carácter de annales también es reforzado por el diario o cómic del protagonista, pero en esa obra autobiográfica todo aparece exagerado, en un tono ideológico. La repetida y constante preparación de notas y redacción de diarios son motivos principales en la novela—y subrayan la creencia religiosa en la palabra y la imagen (o símbolo en general). Pero la novela también nos muestra el contraste abismal entre verbalismo y realidad. Contra la alienación vista en el “texto masculino” se coloca el motivo femenino de dar de comer a la fuerza: las repeticiones de este episodio subrayan de forma casi obsesiva la imposibilidad de la mudanza y la estructura circular de la vida, el encadenamiento de amor y odio. Mayer vive su vida entre las etapas del deseo de comida y el comer a la fuerza— planteando tal vez la cuestión de lo que se puede tragar, tanto en Brasil como en la Europa oriental.

La investigación de la conexión entre las cuestiones temporales y el comer o “escupir” de las ideologías podría llevarnos a concluir que el concepto de Orientalismo creado por Said, aun si nos alejamos un poco de su contexto inmediato, aporta una perspectiva analítica relevante, mayormente si la obra en cuestión contiene una temática enfáticamente social. Otro abordaje interesante sería el de género, o el de la postura de esta obra en el marco de la literatura llamada fantástica, pero éstos no son temas que caben dentro de los marcos de este estudio.

OBRAS CITADAS

Archer, Nelson. Folha de São Paulo, 4/10/2003

Babel, Isaac, Caballería roja. Конармия, М.-Л., Гиз, (1926). Barcelona: Editorial Bruguera, 1981

Barreto, Lima. O Triste Fim de Policarpo Quaresma, São Paulo: Ed. Moderna, 1985

Golding, William. Lord of the Flies. London : Faber and Faber, 1971

- - -. Pincher Martin, London : Faber and Faber, 1973

Gribetz, Judah, Edward L. Greenstein, and Regina Stein. The Timetables of Jewish History, A Chronology of the Most Important People and Events in Jewish History, New York: Simon & Schuster, 1993

Kadare, Ismael. (Gjenerali i Ushtrisë së Vdekur, 1963). The General of the Dead Army. London: The Harvill Press, 2000.

Orwell, George. Animal Farm: A Fairy Story. London : Penguin Books, 1951

Pausztovszkij, Konsztantyin Georgijevics, Nagy várakozások kora. Кара-Бугаз (1957) Budapest: Európa, 1972

Quinet, Edgard. Le Génie des religions 1842 in: Oeuvres complètes, Paris: Pagnerre. Libr. ed. 1857

Said, Edward, Orientalizmus, Budapest, Európa, 2000

Salgo, Judita, Ének Birobidzsánról, Budapest, Kijárat Kiadó, 2002

Sciliar, Moacyr, O Exército de Um Homem Só, Lisboa: Caminho, 2002

- - -. Estranha Nação de Rafael Mendes Porto Alegre: L&PM, 1983

- - -. Balada do Falso Messias São Paulo: Ática 1976

Notas:

[1] Moacyr Scliar (1937- ), descendiente de inmigrantes rusos, es médico de profesión. Publicó su primer libro en 1962. El tema más importante de sus novelas es el rol de los judíos en Brasil. Es comunista (convicto).
[2] 11 de noviembre de 1937: la constitución llamada Polaca legitimó un régimen similar al fascista italiano, en el poder desde 1930.
[3] Cinco barcos (naves) comerciales fueron bombardeadas, fundamento del casus belli para que Brasil entrara en la guerra como aliado de los Estados Unidos.
[4] Mi elección puede parecer rara. Puesto que Said era de origen palestino, su contacto con el judaísmo, en particular en lo que se refiere al estado de Israel, es bastante polémico. Esto no significa que fuera antisemita, pues sostuvo relaciones con muchos intelectuales judíos: en 2002 recibió el premio Concord del Príncipe de Asturias compartido con Daniel Baremboim, músico nacido en Argentina pero ciudadano israelí, por su labor a favor de una solución pacífica para la situación del Medio Oriente. Estuvo además casado con una mujer judía.
[5] Nelson Archer critica duramente toda la obra de Said: “Seu ‘clássico’ (O Orientalismo) é uma diatribe confusa, desinformada e raivosa que se resume na aplicação a um caso particular da batida tese genérica de acordo com a qual os intelectuais são, em sua marioria, lacaios da classe dominante...” Contra este artículo se alzaron las voces de 200 intelectuales brasileños.
[6] En 1847 el barón Lionel de Rothchild fue elegido diputado del parlamento británico, pero no pudo ocupar el cargo por negarse a prestar juramento según la fórmula cristiana. El problema persistió hasta que en 1858 se alteró la fórmula y Rothchild pudo empezar a ejercer sus funciones como deputado. En 1874 Benjamín Disraeli es elegido primer ministro de Inglaterra y, con el apoyo de la riquísima familia Rothchild logra asegurar el control del canal de Suez para Inglaterra. En 1900 el barón Edmund Rothchild anuncia que va a ceder sus terrenos en Palestina a la Sociedad de Colonización Judía. A partir de 1902 Londres tiene un alcalde judío (Sir Marcus Samuel), y en 1903 Joseph Chamberlain, secretario británico para las colonias, habla con Theodor Herzl sobre la idea de un estado judío independiente en el territorio de Uganda (hoy Kenia). Esta conversación entre Chamberlain y Herzl es signo de que los ingleses consideran que el movimiento sionista representa al pueblo judío. Herbert Samuel (1870-1963), hombre de estado, propone a sus colegas, los ministros del gobierno, en 1915, la creación de un estado nacional judío en Palestina, bajo protectorado británico. Esta propuesta es la base de la declaración de Balfour de 1917. (Timetables )
[7] Esta opinión aparece en boca de un judío egipcio—un personaje que aparece al final de la novela y que vive en un hogar para la tercera edad—y así choca el judaísmo oriental (galiziano) con el sefardí que después de la expulsión se vio también convertido en oriental.
[8] Como, por ejemplo: “coitado do Oriente, não pode representar a si mesmo...” (p. 37); o: “Não existe autarquia, a natureza deles é a repressão...” (p. 62); “Sensualidade, promessa, terror, promessa, fineza, felicidade idílica e vitalidade explosiva...” (p. 207), “o asiático é amarelo, melancólico e inflexível....” (p. 208).
[9] En el pogrom de 1903 en Kishinev (Besarabia) murieron 45 judíos, 86 quedaron heridos de gravedad, otros 500 padecieron heridas ligeras, 1,500 hogares y tiendas fueron parcial o totalmente destruidos. Consta que, tanto los agentes del Ministerio de Administración Interna de Rusia como las autoridades locales participaron en los disturbios, que fueron también animados por una revista antisemita, publicada en Krushevan y apoyada por el Gobierno Central (Timetables).
[10] El mismo pensamento de paraíso en tierra aparece en la novela de la escritora judía húngaroserbia, Judita Salgo: Canto sobre Birobidjan.
[11] El rey Sebastián hereda el trono en 1557, a los 3 años de edad, pero empezó a gobernar en 1568, a los 14. Fanático religioso, creía que Portugal era el país elegido para luchar contra los musulmanes. En 1578, contra los consejos de sus generales, embarcó hacia Marruecos con un ejército de 17 mil soldados y sufrió la derrota más seria en la historia del país. La mitad de su ejército pereció a manos de los árabes y los demás quedaron cautivos. El cuerpo del joven monarca nunca apareció, lo cual dio pie a la leyenda de que un día surgirá de la niebla para salvar al pueblo portugués. (fuente?)
[12] Scliar escribe sobre el pensamiento mesiánico en otras novelas suyas, por ejemplo, en la Estranha Nação de Rafael Mendes (1983) y Balada do Falso Messias (1976).
[13] Es posible que la misma idea de deconstruir el concepto de ejército tenga su origen en Babel, que en su novela Caballería roja realiza una desmitificación de las fantasías románticas sobre la vida de los soldados. Ismael Kadare, que es también un escritor del este europeo (albanés), aborda el mismo tema en su libro El general del ejército de los muertos.
[14] La veneración religiosa de la cabeza del puerco aparece también en la novela de William Golding, Lord of the Flies. Otra conexión entre Scliar y Golding puede ser la metáfora central de O exército de um homem só, la figura del marinero medio ahogado, medio vivo, pues ése es precisamente el tema del cuento Pincher Martin del escritor inglés.



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